martes, 17 de noviembre de 2015

mas de un año

sin escribir aquí y sin siquiera regresar de visita.
no sé el motivo exacto, pero creo que es parte de ese método de exprimirme en momentos complejos y dejar en algún lugar la constancia de los momentos difíciles. 
par de noches duras, una patrocinada por un vecino y su fiesta en forma hasta no sé que horas de la madrugada que la policía apareció para callarlos.
las otras dos... sueños de tí

hoy desperté de dolor, 01:23, con la mano derecha en el corazón y la izquierda en el abdomen debajo del ombligo. cuando tomé conciencia de que estaba en mi cama, medio dormida y en esta postura, sintiendo ese dolor agudo en el corazón, no supe si regresarme o despertar por completo.
el dolor se hizo peor. en el corazón.
dolor físico. no puedo describirlo mas que con la única imagen que me vino a la cabeza en ese momento.
una daga entrando por el pecho y saliendo por la espalda. fina, hecha a mano, acero de katana, duro, y un filo capaz de partir uno de mis cabellos en 2. empuñadura con aplicaciones muy sutiles en dorado y una especie de flequillos en negro. sin lastimar tejidos, simplemente atravesó como mantequilla todo el torso y el dolor... agudo.
me enderecé, pensé que era mala postura, y ahí siguió, cada vez más fuerte. 
hablaba en mi sueño contigo. tratando de entender qué había sucedido. y ahí estabas, diciendo que me alejaste por que estabas lastimándome, pero que me querías.
el dolor no cesó, respiré ya despierta sentada en la cama y lo único que pude hacer fue ponerme en balasana con mis brazos extendidos al frente, palma con palma, pidiendo que se fuera el dolor.
rindiéndome.
aceptando que no puedo con esto. que necesito algo un poco más fuerte que yo que me sostenga y me ayude a liberar todo lo que sucede dentro.
volví a meditar, apenas hacía unas horas lo había hecho, pero fue el único espacio que encontré para volver a tener un poco de paz y bajar el dolor.
ahí donde, desde hace dos meses me refugio, donde puedo encontrar un vacío de sentimientos y de pensamientos y me topo conmigo y una luz interna que días brilla y resplandece y otros apenas se enciende.
tengo el corazón roto. ROTO. y por más que hago lo que me toca por ir juntando los pedazos y pegarlos, hay días que se me desmorona en las manos.
sé que no ayudan mucho las circunstancias, la muerte de alberto, el resultado del doc, el stress del plagio, stefano en caída libre... todo suma a la intranquilidad.
mi apoyo, la red de rescate y refugio ahora es meditación, y los amigos que estan cerca viviendo el proceso y que me han ayudado con cosas tan simples como forzarme a comer unas galletas maravillosas o mandarme a casa con aguacates o escribiéndome una frase de seis palabras por messenger o escucharme al teléfono por que no vivimos en el mismo cp.
he aprendido muchas lecciones. unas tuve que repetirlas por que al parecer no las aprendí bien.
y sé que tengo todo y estaré bien. que pasará. que el dolor de la daga se va a quitar en algun momento. cuando porfin me suelte de ti.

sólo que hoy, desperté con la daga clavada, el dolor en el corazón y rendida en mi cama pidiendo ayuda. y sólo escuché mi voz diciéndome: - duérmete, va a pasar -. pedí que se liberara de alguna manera y pudiera dormir. y amanecí agradeciendo: las no muchas horas de sueño, el poder de esa fuerza interna, mi casa, y que puedo escuchar de vez en vez y cada vez más a mi corazón.


mi viaje en el mundo de la meditación apenas empieza, y no he podido tener los resultados que quiero por lo mismo... esperar una mejoría palpable en el momento que lo necesito: el control.
ventaja que la conciencia está abierta y los cambios suceden ya, sólo que... no los reconozco asi, simples.
quiero bailar y reir, sentarme en la arena y estar en paz.
no necesito más.